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Aláez, Ana Laura (1964- )

Bilbao. Fotografía, moda, arquitectura, videoarte e instalación.

A principios de los años 90 se inició en la escultura, aunque durante su trayectoria ha ido variando y explorando otras disciplinas. Es así como sus esculturas acaban siendo incorporadas en sus fotografías o se convierten en grandes instalaciones contenedoras de piezas videoartísticas que terminan por enlazar líneas de investigación.

Aláez se compromete con la naturalidad vital de los artificios que asimilamos de cada uno de nuestros cuerpos mediante la elaboración de accesorios corporales, construyendo estancias sintéticas para narrar sus propias transformaciones en fotografías y vídeos.

Su producción artística comprende la mezcla de la baja y la alta cultura, lo kitsch y el glam, así como la publicidad, la moda y las tribus urbanas. De hecho, una de las claves para entender su trabajo, es el contexto en el que vivió durante su adolescencia, marcado por la crisis social y económica, así como por la estructura de la sociedad vasca que veía potencialmente peligrosa a su juventud y que conjugaba un paisaje físico postapocalíptico. Este paisaje industrial quedó grabado en su propio imaginario, y fue el germen de su necesidad de escapar. Su respuesta ante esta situación fue acudir a nuevas ideologías anarquistas que se iban a mezclar con una estética punk. Durante estos años su imagen personal fue fuente de inspiración y campo de trabajo, para no someterse a lo socialmente establecido.

Durante su periodo de formación estudió en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco y fue decisiva su asistencia a los dos talleres que el escultor Ángel impartió en Arteleku a principios de los años noventa. Aláes rechazará estas enseñanzas de la Nueva Escultura Vasca con la introducción de elementos que las corrigen desde una perspectiva de género, añadiendo nuevos materiales que no se relacionan con la escultura de carácter histórica, como plásticos o tejidos, e incluso genera esculturas de pequeño formato con materiales ligeros y domésticos.

Con sus indumentarias, adornos y artilugios corporales, el cuerpo en sí mismo se convierte en espacio de construcción deliberada de nuevos personajes. Es en el cuerpo donde se conjuga lo personal, lo inestable y transitorio para celebrar el apego a la vida prefabricada y para jugar con los mecanismos perecederos de la misma. Con una manifiesta desobediencia hacia los límites, la artista crea fantasías iconográficas que ayudan al desarrollo de subjetividades y que permiten reflexionar entorno a la expresión de la personalidad mediante la materia.

En su obra se destacan cuestiones como la sensualidad, la sexualidad y la seducción, para indagar en los límites entre lo que surge de forma natural y lo que se simula. Los postulados de la estética relacional priorizan las relaciones que se establecen entre aquellos a quiénes se dirige la dinámica artística frente al objeto artístico en sí mismo. Pero en el caso de las obras de Aláez, éstas funcionan como ejercicio en sí mismo de desdactivación de los mitos institucionales al exhibir irónicamente sus incongruencias.

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Fuente: Womanarthouse
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